Tinta simpática o cómo visibilizar una desaparición

(La más reciente novela del escritor francés Patrick Modiano)

Por Reinaldo Spitaletta

Estamos hechos de tiempo, de fragmentos de memoria, de algún trozo de recuerdo. Y de olvidos. Somos, más que tierra que anda (según el inca), seres que pendulamos entre el ayer y el ahora, sometidos por relojes invisibles, silenciosos e inexorables. Qué tanto de nosotros se queda en la nada (que es precisamente la carencia de memoria), y qué otros pedazos de lo que somos, de lo que fuimos, cabalga en la noche oscura de un pasado perdido, a veces iluminada por una fugaz luz estelar, que nos permite ver en un instante lo que dejamos de ser.

Patrick Modiano, el reconocido escritor francés, Nobel de Literatura, basa su territorio novelístico en la aparente contradicción entre memoria y olvido, y casi siempre nos hace recorrer un París laberíntico, de más cambios que permanencias, de calles y callejones oscuros, que a veces los alumbra un recuerdo, una instantánea, una placa de nomenclatura o un aviso de periódico. Las estructuras policíacas de sus obras, como sucede en su más reciente publicación, Tinta simpática, son parte de una búsqueda, de un recorrido, de algo que se ha perdido, aunque no del todo, y se intenta por distintos caminos una recuperación. Así que la teoría de los indicios, que tan bien expuso ya hace años el historiador Carlo Ginzburg, es parte de los ingredientes y del taller del autor de obras tan impactantes como Dora Bruder y El café de la juventud perdida, por ejemplo.

Tinta simpática es una novela en la que la teoría del vestigio, suponiendo que algo como eso exista, es parte de la trama, del suspenso permanente, de las tensiones que se manifiestan en la búsqueda de una dama desaparecida, Noëlle Lefebvre, que se vuelve una obsesión de un aprendiz de detective, Jean Eyben, cuya carrera como tal no dura nada, pero, en cambio, les da riendas y vuelos a sus ganas incontenibles de averiguar, ya como escritor, qué fue de la vida de esa misteriosa mujer.

Otra vez hay recorridos por el Distrito 15 de París, por viejos cafés con terrazas, por almacenes, por los caminos al metro, por edificios que ya no están y se han metamorfoseado. Modiano es una suerte de memoria de ciudad, pero, a su vez, la memoria individual (y su contraparte, el olvido) es clave en esta obra breve (es un libro de 123 páginas) en la que a veces uno siente una especie de melancolía grisácea, neblinosa, con fríos —y escalofríos— que transitan más allá de lo físico. “Me acuerdo de que era a principios de primavera, la terracita estaba al sol y a veces el cielo se nublaba”, es una de las frases que tiene que ver con los climas de esta novela, que comienza y transcurre en buena parte en París, y termina en Roma.

Leer a este novelista es una aventura de la razón y de las emociones. También una posibilidad de caminar por una ciudad, un entorno de arrabal, un barrio, que cambia, que permanece. Que se ha ido, que deja huellas. A veces, hay esquinas que se diluyen, luego reaparecen y nos proporcionan nuevas vistas. Y en esta, como en otras de sus creaciones, el rompecabezas es parte de la organización, estructura y composición de la obra. Y a los lectores nos hace partícipes de las piezas, nos insinúa cómo moverlas. ¿Qué se hizo Noëlle? ¿Está muerta? ¿Cuál ha sido el destino de esta mujer que no ha dejado muchas huellas en París?

Así vamos acompañando al narrador en primera persona (al final de la novela hay un cambio de punto de vista), al escritor que va armando su propio rompecabezas, cocinadas con dudas, con hipótesis, con posibilidades… Lo acompañamos en sus pesquisas, en la manera cómo se apodera de una agenda de Noëlle, y estas anotaciones, que en apariencia no dicen mucho, son una clave de la obra, y, además, sustentan el título de la misma. Vamos a la oficina postal, vemos fotografías, nos inmiscuimos en cierta correspondencia violada, nos preocupamos por la suerte, el destino de una mujer gris, cuya desaparición, como caso policíaco, no atrae mucho al dueño de la agencia de detectives en la que el joven Jean entra, con veinte años de edad, como aprendiz.

Patrick Modiano

Treinta años después de la tarea que se le encomendó al novato, Jean retoma sus preocupaciones por el paradero de Noëlle, y así nos mantendremos en vilo. Visitaremos talleres, veremos autos descapotados, sabremos de actores que no lograron gran figuración y a cada tanto nos asaltará la inquietud acerca de adónde fue a parar la mujer que es el leitmotiv de esta novela que es la búsqueda de un pasado, perdido entre los jeroglíficos y laberintos del olvido. “El olvido lo había cubierto todo con una capa blanca y escurridiza. Nieve”.

Nöelle es un fantasma, quizá un pretexto para una escritura evocativa, con exhalaciones de misterio, con tonalidades claroscuras y con una ineludible sensación de que algo irremediable duele en la obra, una ausencia. El lector asiste a la estructuración, a la creación de una novela, va sintiendo, viendo, escuchando, olfateando cómo es que se puede escribir una composición en la que la memoria, casi siempre tan inasible, es el factor clave para la construcción de una hermosa narración.

Tal vez, esta novela tenga aspectos que tocan lo paradojal. El recuerdo, o la presencia en esa categoría que se llama la memoria, de una desaparecida la construirá un detective fugaz que luego se erige escritor, más que sus familiares (no se sabe si los tiene), sus amigos, sus compañeros de trabajo, en fin. En otras esferas se puede asegurar que ese (la contribución a la memoria) es uno de los enormes valores de la literatura.

El epígrafe de Maurice Blanchot nos alerta: “Quien quiera recordar debe ponerse en manos del olvido, de ese riesgo que es el olvido absoluto y de esa hermosa casualidad en que se convierte entonces el recuerdo”. Ah, valdría anotar que Tinta simpática (así se denomina un tipo de tinta invisible) nos enseña a ver y a buscar más allá de las apariencias.

(Escrito en Medellín el 8 de enero de 2023)

Publicado por Reinaldo Spitaletta

Bello, Antioquia. Comunicador Social-Periodista de la Universidad de Antioquia y egresado de la Maestría de Historia de la Universidad Nacional. Presidente del Centro de Historia de Bello. Docente-investigador de la Universidad Pontificia Bolivariana. Es columnista de El Espectador, director de la revista Huellas de Ciudad y coproductor del programa Medellín Anverso y Reverso, de Radio Bolivariana. Galardonado con premios y menciones especiales de periodismo en opinión, investigación y entrevista. En 2008, el Observatorio de Medios de la Universidad del Rosario lo declaró como el mejor columnista crítico de Colombia. Conferencista, cronista, editor y orientador de talleres literarios. Ha publicado más de veinte libros, entre otros, los siguientes: Domingo, Historias para antes del fin del mundo (coautor Memo Ánjel, 1988), Oficios y Oficiantes (relatos, 1990), Reportajes a la literatura colombiana (coautor Mario Escobar Velásquez, 1991), Café del Sur (coautor Memo Ánjel, 1994), Vida puta puta vida (reportajes, coautor Mario Escobar Velásquez, 1996), El último puerto de la tía Verania (novela, 1999), Estas 33 cosas (relatos, 2008), El último día de Gardel y otras muertes (cuentos, 2010), El sol negro de papá (novela, 2011) Barrio que fuiste y serás (crónica literaria, 2011), Tierra de desterrados (gran reportaje, coautor Mary Correa, 2011), Oficios y Oficiantes (edición ampliada con nuevos relatos), 2013; Viajando con los clásicos (ensayo, coautor Memo Ánjel), 2014; Escritores en la jarra (libro de ensayos y artículos), 2014. Historias inesperadas (crónicas) 2015; Las plumas de Gardel y otras tanguerías (crónicas y reportajes, 2015); Macabros misterios y otros ensayos (2016); Tango sol, tango luna (ensayos y crónicas, 2016); Sustantiva Palabra (ensayos literarios, 2017); Balada de un viejo adolescente (novela, 2017); Tiovivo de tenis y bluyín (narrativa periodística, 2017), Fútbol: vida, trampa y milagros (2018), Medellín, ¡cómo te siento! (2019). En 2012, la Universidad de Antioquia y sus Egresados, lo incluyeron en el libro titulado “Espíritus Libres”, como un representante de la libertad y de la coherencia de pensamiento y acción.

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